¡Ganamos!... o el día que la caperucita ROJA perdió el virgo

Con este pueril grito: ¡Ganamos!..., corrían alborozados los muchachotes de “Primero Jodemos” y después averiguamos, que se cobijan en la guari-fortaleza del manto sagrado del nilsabando.

Estas son las prácticas adechaveras que los de la IV, aplican en la V.

En reunión abierta de las tres circunscripciones pesuvistas de la parroquia Candelaria, se presentó en dantesco aquelarre, el escalofriante espectáculo de la materialización o resurrección de la difunta cuartarrepública, gracias al sortilegio engendrado por los más preclaros maestros del disimulo, la marramuncia y el jalabolismo, fundidos en una secta retrógrada que para hermanarse entre sí emplean la contraseña de “nilsabundos”, mote que usan para mimetizarse fonéticamente —según algunos— con los NIBELUNGOS, leyenda nórdica que narra el desarrollo y peripecias de un pueblo de enanos que vivían bajo tierra y poseían una enorme riqueza en oro, ¡sí, ORO!, dinero fácil y según otros, por la semejanza con la palabra nauseabundos.

Sea como fuere, lo cierto es que los “nilsabundos” corporeizaron a un fantasma… ¡y qué fantasma!: el de doña Adela del Choro y la Podredumbre.

Como en sus añejos —pero ahora mejores— tiempos, los chavidecos movilizaron “su” corrosiva maquinaria conducida por “Ton-ton Macoutes” tropicales para aplastar la voluntad popular, jaloneando a un buen grupo de zombis e imponer “su mayoría aplastante” que sería mejor decir: su estupidez decrepitante y bajo el narcotizante tufo a formol, retardar el inicio de actividades del Comando Electoral Parroquial, solicitando, en desgañitado coro de un porro del corro gansteril: “¡elecciones YA!” y que casi se les escapa el “vamos a contarnos”.

Inútil fanfarronería, porque lo que habían planteado los militantes regulares o mejor, los militantes consecuentes, era que no se permitiría el “dedaje” en la selección del enlace con la Dirección Regional y esto, ¡SE LOGRÓ! Sea un militante consecuente o un nilsabundo el seleccionado, el objetivo de bloquear la “rutilante estrella” enviada por la Regional, TRIUNFÓ.

Así que prepárense, porque el man de la nariz de pepino mayugado, el que usa “botox” para embellecerse, los va a joder por inútiles, por cretinos; por que el mandato era imponer su ficha.

Así que nilsabundos de ñoña, zombis tercerizados, preparen sus piernas y ejecuten su sport-te preferido: correr. Corran… corran hijos de puta porque les va a caer encima las siete plagas de Egipto por imbéciles, por estúpidos, por jalabolas. Como buenos reaccionarios, volvieron a PERDER y el pueblo los seguirá aplastando por que el pueblo es la revolución.

Contribución al conocimiento de la historia patria

La siguiente caricatura, apareció publicada en “El Diablo’, periódico festivo ilustrado” en su número 60, edición correspondiente al 30 de noviembre de 1892, firmada por José Bálsamo


En ella se representa al Dr. Raimundo Andueza Palacio, a la sazón presidente de la República, siendo acosado por “Los Cojedores de Cola”, dibujo identificado con el número 1 (uno) porque “El Diablo” realizó una serie de ellos pues… cojedores de cola hay... y muchos.

En esta elocuente ilustración, se representa a los eternos politiqueros o los palaciegos de todas las épocas y al infaltable clero, que cuando no les dan, atacan… y cómo, colgados de los faldones (forma eufemística) del presidente. Lo triste —y por lo que presentamos este dibujo— es que a pesar de encontrarnos en la efervescencia de un proceso revolucionario, estos cojedores de cola o directamente, jaladores de bola, pululan como moscas sobre un pastel de pupú cuando olfatean que fulano es “presidenciable” manque sea para un condominio.

Allí los vemos, arrastrándose detrás de cualquier procónsul representante del futuro elegido en pos de sus migajas, así dejen en el camino su pudor, horizontalidad, dignidad y moral (si alguna vez la tuvieron) porque lo importante es llegar, es ponerle las manos al coroto y es que el “dinero”, limpia cualquier mácula tal como lo esbozó el autor de Peonía: “Venezuela es el país de las nulidades engreídas y las reputaciones consagradas”,* siendo la mejor representación de este drama nacional lo ocurrido en la reunión parroquial del PSUV, el pasado martes 2 de septiembre en la cual, sudorosos acólitos, apologistas de la depredación y la marramuncia gritaban ¡ganamos! para hacer que sus jefes los merecieran entre sus perniles.

Este es el germen que nos corroe, porque tan agradable debe ser el sentir el roce de una barba recién rasurada o el grato perfume de unas manos acicaladas por la entrepierna, que algunos “líderes” hasta auspician el oficio. Pero el costo de llenarse las manos de temiga, de adquirir halitosis de tanto chupar medias de niguatoso, de que crezca una joroba de dromedario de tanto quebrar la cerviz, es alto, muy alto y lo pagamos todos. No sólo con lo que se robarán en los negociados al obtener el “carguito” sino con lo que se perjudica el valor moral, probidad y honradez que todo militante revolucionario cultiva.

Enfrentemos la adulancia. ¡Patria, socialismo o muerte… venceremos!

* Recomendamos leer la página de opinión de Últimas Noticias del miércoles 3 de septiembre. No tiene desperdicios.